FUente: CLARIN ARQUITECTURA, 13 OCT 2009
La inclusión del Centro Histórico de Buenos Aires en la lista de sitios en peligro del World Monument Fund ayudará a elaborar un modelo de gestión que estimule e incentive la preservación del paisaje urbano.
Para lograr que el Centro Histórico de Buenos Aires fuera incluido en el Listado 2010 de 100 Sitios en Riesgo del World Monument Fund, en el riguroso formulario que debimos completar, se nos pidió explicar cómo la inclusión de este sitio en la lista Watch permitiría el logro de nuestros objetivos o asistiría en la implementación del plan de acción esbozado.
La Fundación Ciudad y la ong Basta de Demoler afirmamos que la inclusión en la lista Watch dará una visibilidad importante al riesgo del Centro Histórico. A nivel local ayudará a instalar con mayor fuerza la problemática en los medios de comunicación, la opinión pública y la agenda política.
Sostuvimos que la exposición de este problema en los foros asociados al patrimonio atraerá la atención sobre la situación y permitirá el contacto con organismos internacionales dedicados a la conservación, facilitando la implementación de instancias de cooperación e intercambio de información. El contacto con expertos, autoridades y ONGs que enfrentan problemas similares, permitirá explorar soluciones específicas.
Confiamos en que la difusión de este tema nos acercará a los urbanistas, expertos en preservación y funcionarios de planeamiento y patrimonio y que seguramente tendrán mucho para aportar. También a los vecinos y asociaciones vecinales, que a través de su accionar han definido aquello que los franceses denominan "patrimonio de proximidad".
La inclusión en la Lista dará la ocasión de organizar presentaciones públicas que se verían reforzadas y prestigiados por el respaldo que otorga el WMF.
Basta de Demoler y la Fundación Ciudad estamos preparando, para septiembre de 2010, las Jornadas Salvemos Buenos Aires, sobre Gestión del Patrimonio. Invitaremos a quienes desde el Estado o desde las organizaciones no gubernamentales pueden trasmitir experiencias exitosas. El caso de Rosario, a través de la modificación del Código, es particularmente valioso, ya que próximamente se tratará el nuevo Código Urbanístico de la Ciudad que reemplazará al Código de Planeamiento Urbano vigente.
Consideramos también que en este marco, al gobierno local se le hará difícil no atender a los aportes que destacados profesionales, funcionarios e instituciones expresen públicamente. Apostamos a la elaboración de un modelo de gestión que estimule a través de incentivos la preservación patrimonial; que restrinja la capacidad constructiva en barrios y zonas donde la tipología de construcciones bajas es parte de la identidad, tal como la perciben sus vecinos; que diseñe organismos públicos con capacidades técnicas y recursos económicos que las hagan efectivas; que esté abierto a la participación ciudadana...
Aspiramos a dejar de lado la función de bomberos voluntarios a la que nos vemos empujados por demoliciones inminentes, desafortunadas intervenciones en el espacio público, refacciones y puestas en valor que alteran los valores...
También nos negamos a ser testigos de esa otra demolición, la que genera el tiempo, la falta de cuidado, la desidia.
El muy estricto formato de la presentación nos preguntaba sobre la oportunidad de la nominación. Sostuvimos y sostenemos que en 2010 se conmemorará el Bicentenario de la Revolución de Mayo. Los acontecimientos y los sitios en que tuvieron lugar que forman parte del Centro Histórico estarán en la mira de la atención pública. También se evocarán los festejos del Centenario que dispararon el esplendor edilicio de la ciudad. El Bicentenario brinda la oportunidad de cambiar las políticas públicas sobre el desarrollo urbano.
Por su parte, los vecinos están hoy organizados para defender el patrimonio y la calidad de vida de sus barrios. Apoyados por especialistas utilizan herramientas legales y técnicas para impedir demoliciones e intervenciones inadecuadas en el espacio público. Aspiran a conservar la singularidad de sus barrios y de la ciudad, evitando la sustitución de edificios de gran calidad por otros de menor calidad, construidos con recursos limitados y tecnología industrializada. La mayor conciencia ambiental de la población rechaza la disipación de recursos por las demoliciones y el reemplazo por modelos energético dependientes. El notable aumento del turismo extranjero, atraído por la belleza y jerarquía del patrimonio, promocionado en guías, libros y la web, pone en evidencia el valor de la preservación y sus beneficios económicos.
La rehabilitación mejora la calidad habitacional de una población de clase media, media baja y baja que aspira a seguir viviendo en el Centro Histórico y genera también demanda de mano de obra especializada. La conservación del área tendrá un efecto ejemplificador para el conjunto de la Ciudad y el país todo. Que así sea. «
Mora Arauz
coordinadora de programas de la fundacion ciudad
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