martes, 27 de octubre de 2009

La placita más cara sigue dando que hablar

Fuente: Página 12
Por Sergio Kiernan

Este miércoles, la Comisión de Espacio Público de la Legislatura porteña aprobó un pedido de informes al Ejecutivo sobre las obras en la diminuta plaza de las Madres. Es apenas un triangulito de cemento y plástico con un par de árboles y un par de farolitas que divide el tránsito en Garay y Entre Ríos. Pero, chiquita como es, la placita tiene la distinción de haber costado un ojo de la cara a los contribuyentes porteños: se gastó algo más de medio millón de pesos en remodelar su veredita de cemento peinado y en instalarle sus dos faroles.
El pedido de informes fue iniciativa del diputado Fernando Cantero y se originó en las notas de este suplemento y su texto arranca recordando que “el sábado 4 de julio de 2009, bajo el título de ‘La plazoleta más cara de la ciudad’, se publica en m2 un artículo firmado por el arquitecto Marcelo L. Magadán en el cual expresa su preocupación por el alto costo que demandó la remodelación de la Plazoleta de la Madres ubicada en Avenida Juan de Garay 1801, entre avenida Entre Ríos y Combate de los Pozos”. La comisión recuerda que el lugar tiene “37 metros cuadrados de tierra sin pasto, 63 metros cuadrados de pavimento de cemento peinado y dos columnas de alumbrado, lo que, de acuerdo con el autor, sumando cemento y tierra, son 100 metros cuadrados. Conclusión: $ 5328,50 el metro cuadrado de plazoleta remodelada”.
Como se informó en su momento, la nota hizo que el defensor adjunto del Pueblo porteño, Gerardo Gómez Coronado, iniciara dos semanas después una actuación, pidiendo explicaciones sobre los dineros gastados. El pedido de informes cita a Gómez Coronado y a nuestra nota del 19 de septiembre –aunque cita a este autor como “arquitecto”, cosa a desmentir con carácter de necesidad y urgencia–, donde se compara el costo de la obra en la plazoleta con la de la mucho mayor plaza Libertad. Resulta que la Libertad, que ocupa una manzana entera y no es un triangulito, costó apenas el triple.
Un indicio de las razones para la desmesura de costos es que la plaza grande fue atendida por la Ciudad por canales normales y licitaciones de rutina, mientras que la plazuela de Garay fue arreglada por una entidad inesperada. La obra fue licitada el año pasado por la Subsecretaría de Atención Ciudadana, entidad dedicada justamente a eso: dirige los CGP, recoge iniciativas, escucha quejas y sólo tiene que ver con algo pecuniario en el sentido de recoger iniciativas para el presupuesto participativo. De hecho, las únicas “obras” que se le conocen a la subsecretaría son cosas como pintar un club de barrio para los carnavales, en los que suele prestar escenarios y tiras de luces.
La obra fue adjudicada a una empresa con el notable nombre de Aventura Emprendimientos SA y terminó costando $ 532.850,50. Como dice Cantero y aprobaron los diputados de la comisión, “los trabajos allí realizados y el monto abonado a primera vista aparecen como desproporcionados, comparados con otras obras que está realizando el gobierno de la Ciudad en distintos espacios públicos”. Por eso piden al Ejecutivo que les envíe el pliego de licitación, el análisis de precios de las ofertas, la lista de insumos, el detalle del costo final por metro, la orden de compra y el detalle de lo que se pagó hasta ahora.
Como un pedido de informes de la Legislatura es un acto oficial y con plazo de treinta días, es posible que la subsecretaria de Atención Ciudadana, Gladys Esther González, finalmente salga de su pétreo silencio con respecto a esta obra tan cotizada. Gladys Esther no tiene la menor carrera en obras públicas, plazas ni cementos, pero fue directora por el PRO en el Banco Ciudad en tiempos de Jorge Telerman. Estuvo entonces a cargo de la publicidad del banco, con lo que se sabe que sí hizo licitaciones.
Y tal vez allí aprendió a guardar silencio: las notas sobre su placita ya activaron a la Defensoría del Pueblo y a la Legislatura, pero no a ella. Qué funcionaria tan discreta.

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